Quizás ya has oído hablar sobre la alimentación como un acto político y revolucionario. A través de acciones como, el fomento de la agricultura familiar o local, la producción orgánica, el cuidado del medio ambiente y el respeto a los hábitos culturales de un territorio y su población es posible lograr esa dimensión política de la que tanto se habla. Pero es importante recordar que parte de esta responsabilidad, también debe estar en manos del Estado, que, al garantizar la soberanía alimentaria, también garantiza la salud y la calidad de vida de su pueblo.
Pero ¿alguna vez te has preguntado qué acciones involucran la dimensión política en el uso de las tecnologías?
Plato del día es una iniciativa que nos invita a todes a reflexionar y, también brinda alternativas para que tú adoptes prácticas para un uso más saludable de las tecnologías. Es una invitación a transformar tu relación con los medios digitales en un acto político y solidario, lleno de conciencia crítica, hábitos y elecciones que te permitan cuidar tu salud y seguridad digital.
Comer forma parte de nuestro día a día y va mucho más allá de satisfacer un placer o una necesidad biológica, aunque son dimensiones muy importantes, es mejor si puedes elegir lo que comes. Reducir los daños a la salud personal y al planeta, está directamente relacionado con estas elecciones: consumir menos alimentos procesados, menos grasas saturadas, menos conservantes, optar por alimentos que provengan directamente de quienes los producen, cultivos que no envenenan la tierra y el agua, alimentos locales que no necesitan ser transportados a largas distancias, contaminando el medio ambiente con el uso de combustibles, evitando el uso de semillas transgénicas y el monopolio de las grandes empresas y conglomerados agroindustriales. Y, sin embargo, podemos hablar de la dimensión del cuidado, cuando cocinamos diariamente nuestra comida y sabemos cómo fue preparada, qué contiene realmente este plato, podemos transformar nuestra comida en rituales diarios de placer, creatividad, atención, cariño y cuidado integral con nosotros, con nuestra comunidad y con el planeta. Puede y debe haber mucho afecto involucrado.
Al igual que la comida, nuestra relación con los medios digitales implica diferentes dimensiones que van mucho más allá de la comunicación y el ocio. Hay muchas similitudes entre la alimentación y el uso de tecnologías. Podemos (y debemos) pensar en la seguridad de nuestra información personal y profesional, la seguridad de nuestros datos, la garantía del derecho a la intimidad, nuestra autonomía y, sobre todo, el derecho a elegir, que puede ir mucho más allá de lo que las grandes empresas tecnológicas nos ofrecen y muchas veces nos condicionan.
Cuando hablamos de seguridad digital, muchas veces nos encontramos con grandes desafíos, así como en la alimentación, sin embargo existen formas de transformar esta relación, como por ejemplo: hacer uso de tecnologías alternativas que garanticen nuestra seguridad y no roben nuestra información, como las aplicaciones de código abierto; estimular y apoyar los proyectos de desarrollo tecnológico que se realicen en nuestro país, valorando los conocimientos y tecnologías locales; fortalecer los grupos de defensa de los derechos digitales y el cumplimiento legal por parte de las empresas de tecnología digital y el Estado; y entre muchas otras formas de fortalecer esta cadena de disrupción de la lógica del mercado, ayudándonos a transformar nuestra relación personal con la tecnología en algo más saludable, potenciando redes y servicios que acaricien y compartan los mismos valores que los nuestros.
También podemos crear rituales diarios para que esta relación nos proporcione más placer, aprendizaje y nos permita estar en el entorno digital de una forma más segura, libre, justa y autónoma.
Te invitamos a descubrir y disfrutar cada elemento de nuestro menú de cuidados digitales. ¡Aquí en nuestro restaurante puedes confiar en lo que estás consumiendo y elegir lo que más te gusta de nuestro menú digital! ¡Comparte con amigues, familiares y seres queridos!
La revolución puede empezar en el plato y llegar a nuestros celulares y computadoras, ¡pero no tiene por qué acabar ahí! ¡Buen provecho!